A la hora de comprar prendas, el mercado nos ha inculcado la cultura de \»usar y tirar\». Frecuentemente nos deshacemos de la ropa que hace no tanto tiempo hemos comprado e inmediatamente estas piezas son reemplazadas por otras.
Desde que el Fast Fashion rige las políticas de la moda en el mundo, esta se convirtió en una industria en constante renovación. Antes, las compañías cambiaban sus colecciones de ropa dos veces al año, según los cambios de estación. Pero en los países sin estaciones como Colombia, la ropa era seleccionada por su calidad, para que durara. Siempre considerando el bajo poder adquisitivo de los ciudadanos y las lógicas del ahorro.
Ahora, cada dos semanas se están reemplazando los productos con unos nuevos, enfocados en el prototipo de consumidor y sus gustos, los cuales se han guiado por las pautas de los países desarrollados. Este fenómeno es cada vez más usual entre las grandes marcas de ropa como Zara, Mango, Benetton, H&M, entre otras.
Cada minuto se fabrican en el mundo 1.400 camisetas y cada camiseta consume 3000 litros de agua en su fabricación. La industria textil está dejando una huella en el medio ambiente irreparable, la segunda más grande a nivel mundial después del sector petrolero. Por esto, la moda sostenible se ha convertido en un compromiso de la industria para evitar el incremento de estas cifras.
Para evitar el consumo masivo de ropa es imprescindible buscar nuevas propuestas sustentables, el reciclaje puede ser una alternativa para hacer posible la moda sostenible. Ya que reciclar es recuperar materiales para la creación de nuevos productos. En este sentido, habría una transformación de la forma convencional de confeccionar ropa, lo cual destruye los preceptos del fast fashion.
La sostenibilidad no depende de solo quienes les interese la moda, hay un deber de todo aquel que usa la ropa, que puede iniciar desde su acción individual a ayudar a destinar correctamente el propósito de las cosas que tenemos
disponibles.
En el fondo, se trata de modificar nuestros hábitos y adoptar un modelo de consumo responsable, que rompa con el consumo masivo y genere conciencia sobre los beneficios medioambientales de nuestros actos. Dar una segunda vida a la ropa es una gran idea.
¿Te has planteado dar una segunda oportunidad a las prendas? Es decir, además de regalarlas, da una nueva vida a aquellas que se conservan en buen estado. En este post quiero darte un tip que seguro te abrirá un mundo de posibilidades.
De nuestras prendas usadas se pueden crear nuevos accesorios, elaborar juguetes, llevarlas a tiendas de segunda mano o customizarlas, es decir personalizarlas.
Hace poco compré una camiseta y accidentalmente se rompió. Me negué rotundamente a tirarla, tome unos hilos, tejí 5 grannys y los distribuí en la parte inferior de la prenda, donde estaba el orificio. Después de coserlos, bordé el cuello para dar un equilibrio y Voila! Una prenda personalizada.


Espero que esta idea te haya gustado. Te dejo el vídeo del proceso si quieres hacer algo similar.